Cuando de relojes deportivos se trata, la estética moderna está muy definida, pero hay un modelo clásico que se encuentra en el podio de acuerdo al concepto para el que fue diseñado.

 

En 1931 se dio a conocer el primer Reverso de Jaeger-LeCoultre, y sobra decir que su lanzamiento fue una sensación en el mundo relojero: una máquina capaz de girar su caja para esconderla en la muñeca y así protegerla de golpes. Fue, claramente, un hito en el sector. 

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Su creación fue originalmente pensada para los jugadores de polo, pero rápidamente fue adoptada por todo tipo de amantes de la relojería gracias a su estilo elegante, pero a la vez deportivo, y su tendencia art déco. Fue la pieza it de aquellos tiempos.

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La evolución de un clásico: interpretaciones

y detalles exquisitos

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Por más de 90 años, la caja ha cambiado; se han presentado nuevos y sorprendentes diseños, incluidos algunos con dobles esferas –sí, una en cada cara– y otros con decoraciones pintadas o talladas a mano, en esmalte o engastadas con piedras preciosas. Verdaderas obras de arte que se han mantenido fieles a la identidad del reloj.

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El Reverso Tribute Chronograph, un tributo a la perfección

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Una de las últimas interpretaciones de la casa es el Reverso Tribute Chronograph en oro rosa, en el que, además de la caja y la esfera, los puentes del movimiento, los índices y la hebilla de la pulsera son también de oro rosa macizo de 18 quilates.

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Esta máquina especial de solo 250 piezas está equipada con el calibre 860 de la firma: un movimiento de cronógrafo y de cuerda manual, totalmente integrado, con dos pulsadores de inicio-parada y puesta a cero, además de un contador de 30 minutos retrógrado, segundero central y segundo huso horario.

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La esfera, perfectamente equilibrada, deja al desnudo el cronógrafo y el resto del mecanismo. Para mostrar las horas y los minutos, tanto en la esfera delantera como en la trasera, el reloj trabaja con dos juegos de agujas que se mueven en direcciones opuestas, indicando la hora correctamente en cada uno de los lados.

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Mecánica de precisión y arte en la piel

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El calibre 860 tiene 52 horas de reserva de marcha y, a pesar de su complejidad y de sus 300 componentes, se aloja a una caja de 11,14 mm de grosor.

Incluso en la versión más simple del nuevo modelo se aprecia un trabajo artesanal exquisito: se han grabado con láser, en el anverso de las esfera, delgadas líneas horizontales. La esfera, fiel a su estética original, también presenta el diseño de líneas grabadas que sirven de base para el sistema minimalista pero elegante de indicación de horas y minutos. 

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Cada una de las versiones tiene una correa con un sistema de rápido Presto y una hebilla intercambiable. Una de las correas es de piel de becerro en color tostado, diseñada por la fábrica argentina de botas de polo Casa Fagliano; la otra, de piel de cocodrilo negra, le confiere un aspecto más clásico.

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