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Oyster Perpetual de Rolex, el must wanted

Una evolución silenciosa, sutil y profundamente moderna que confirma, una vez más, que la verdadera innovación no siempre necesita anunciarse

15 de julio de 2025

En una sutil pero poderosa evolución estética, Rolex ha decidido reinventar uno de sus modelos más cotizados: el Oyster Perpetual, ampliando la gama de este modelo con un soplo de frescura que renueva esta mítica colección, que se ha caracterizado desde su creación por la pureza de sus líneas.

Eso sí, la fidelidad a sus orígenes se mantiene gracias al icónico brazalete Oyster, creado a finales de la década de 1930, que aporta su habitual robustez y sobriedad a la máquina. Fabricado en su ya reconocido acero Oystersteel y provisto de un cierre desplegable Oysterclasp, incorpora el sistema de extensión rápida Easylink, que permite ajustar la longitud en 5 mm sin necesidad de herramientas: un gesto casi imperceptible, pero determinante para la comodidad diaria.

Con esta reinterpretación, Rolex no solo introduce nuevas esferas, sino que ofrece una lectura distinta del color en la relojería, en la que el gesto técnico y el matiz estético conviven sin estridencias. Una evolución silenciosa, sutil y profundamente moderna que confirma, una vez más, que la verdadera innovación no siempre necesita anunciarse; a veces basta con mirar de cerca.

Oyster perpetual, la novedad cromática

En lo que podemos interpretar como un giro inesperado de la estética Oyster, hoy vemos a Rolex —la casa real de la relojería— presentar esferas lacadas en tonos pastel. El elegante lavanda, un discreto beige y un desafiante pistacho, todos con acabado mate, nos alejan de la exuberancia y nos trasladan a una escena serena, delicada y contemporánea. Este trío de tonos, más sensibles que sus antecesores, aportan a la colección una nueva forma de leer el tiempo sin renunciar a su personalidad. Cada tono equivale a un tamaño distinto: el lavanda presenta el reloj de 28 mm, el beige, de 36 mm, y el pistacho, de 41 mm.

Precisión y un latido eterno, con el Oyster perpetual

En términos técnicos, el Oyster Perpetual es —como siempre— un manifiesto de fiabilidad. El modelo de 28 mm está equipado con el calibre 2232, mientras que las versiones de 36 y 41 mm integran el calibre 3230. Ambos movimientos automáticos están desarrollados íntegramente por Rolex y destacan por su reserva de marcha y eficiencia energética. Además, todos estos modelos cuentan con la certificación de Cronómetro Superlativo, redefinida por Rolex en 2015, que garantiza un desfase de marcha de –2/+2 segundos por día, muy por debajo de los márgenes oficiales del COSC.

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